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  • Pero se abstendrán de comer las siguientes: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, (Deuteronomio 14, 12)

  • Los derechos de los sacerdotes sobre las personas que ofrecen en sacrificio un animal del ganado mayor o menor son los siguientes: se dará al sacerdote la espalda, las quijadas y el estómago. (Deuteronomio 18, 3)

  • Después les dio las siguientes instrucciones: Cada siete años, en el tiempo fijado para el año de la remisión, durante la fiesta de las Chozas, (Deuteronomio 31, 10)

  • Las ciudades fronterizas pertenecientes a la tribu de los hijos de Judá, hacia la frontera de Edóm, en el Négueb, eran las siguientes: Cabseel, Eder, Iagur, (Josué 15, 21)

  • Las ciudades asignadas a los clanes de la tribu de Benjamín fueron las siguientes: Jericó, Bet Joglá, Emec Quesís, (Josué 18, 21)

  • Las ciudades fortificadas eran las siguientes: Siddím, Ser, Jamat, Racat, Genesaret, (Josué 19, 35)

  • Con este fin, los israelitas consagraron las siguientes ciudades: Quedes, en Galilea, en la montaña de Neftalí; Siquém, en la montaña de Efraím; Quiriat Arba -o sea Hebrón- en la montaña de Judá. (Josué 20, 7)

  • Entonces los israelitas, conforme a la orden del Señor, dieron a los levitas las siguientes ciudades con sus campos de pastoreo, tomándolas de sus propias posesiones. (Josué 21, 3)

  • Esas naciones son las siguientes: los filisteos con sus cinco príncipes y todos los cananeos, los sidonios y los hititas que habitaban en la montaña del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta la Entrada de Jamat. (Jueces 3, 3)

  • Los reyes que reinaron en Edóm antes que los israelitas tuvieran un rey son los siguientes: Bela, hijo de Beor, reinó en Edóm, y el nombre de su ciudad era Dinhabá. (I Crónicas 1, 43)

  • Los descendientes de Caleb, el hermano de Ierajmeel, fueron los siguientes: Mesá, su primogénito, que fue padre de Zif, y los hijos de Maresá, padre de Hebrón. (I Crónicas 2, 42)

  • Los nombres de los hijos de Gersón son los siguientes: Libní y Simí. (I Crónicas 6, 2)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina