Encontrados 42 resultados para: sacerdocio

  • En favor de él y de su descendencia habrá una alianza que le asegurará el sacerdocio para siempre, porque se mostró celoso por su Dios, e hizo expiación por los israelitas". (Números 25, 13)

  • Los israelitas partieron de los pozos de Bené Iaacán y se dirigieron hacia Moserá. Allí murió y fue enterrado Aarón, y su hijo Eleazar lo sucedió en el ejercicio del sacerdocio. (Deuteronomio 10, 6)

  • Porque los levitas no tendrán ninguna parte en medio de ustedes, ya que el sacerdocio del Señor es su herencia; y Gad, Rubén y la mitad de la tribu de Manasés ya han recibido, en el lado oriental del Jordán, la herencia que les asignó Moisés, el servidor del Señor". (Josué 18, 7)

  • Iojanán fue padre de Azarías, el cual ejerció el sacerdocio en el Templo que Salomón edificó en Jerusalén; (I Crónicas 5, 36)

  • En efecto, los levitas abandonaron sus campos de pastoreo y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboám y sus hijos les impedían ejercer el sacerdocio del Señor, (II Crónicas 11, 14)

  • Ellos buscaron la lista de sus antepasados, pero no la encontraron, y por eso se los excluyó del sacerdocio, como ilegítimos, (Esdras 2, 62)

  • Estos buscaron el registro de sus genealogías, pero no lo encontraron; por eso se los excluyó del sacerdocio como ilegítimos, (Nehemías 7, 64)

  • ¡Acuérdate de esta gente, Dios mío, porque mancillaron el sacerdocio y la alianza de los sacerdotes y de los levitas! (Nehemías 13, 29)

  • Pinjás, nuestro padre, por su ardiente celo, recibió la alianza de un sacerdocio eterno. (I Macabeos 2, 54)

  • Todos los israelitas renegados e impíos acudieron a él, guiados por Álcimo, que ambicionaba el sumo sacerdocio. (I Macabeos 7, 5)

  • Lo envió junto con el impío Álcimo, a quien confirió el sumo sacerdocio, y le dio la orden de tomar represalias contra los israelitas. (I Macabeos 7, 9)

  • Álcimo luchó por mantenerse en el sumo sacerdocio, (I Macabeos 7, 21)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina