Encontrados 23 resultados para: rocas

  • Ellos vendrán a posarse en los barrancos escarpados, en las grietas de las rocas, sobre todos los matorrales y sobre todos los abrevaderos. (Isaías 7, 19)

  • ese hombre habitará en las alturas, rocas fortificadas serán su baluarte, se le dará su pan y tendrá el agua asegurada. (Isaías 33, 16)

  • ¡Ustedes, que arden de lujuria junto a los terebintos, bajo todo árbol frondoso, e inmolan niños en los torrentes, en las hendiduras de las rocas! (Isaías 57, 5)

  • Yo voy a enviar numerosos pescadores -oráculo del Señor- y ellos los pescarán; después de esto, enviaré numerosos cazadores que los cazarán por todas las montañas y colinas, y hasta en las hendiduras de las rocas. (Jeremías 16, 16)

  • ¡Abandonen las ciudades y habiten en las rocas, habitantes de Moab! ¡Hagan como la paloma que pone su nido en las laderas de un barranco! (Jeremías 48, 28)

  • ¡Aquí estoy contra ti, Montaña de la Destrucción -oráculo del Señor- que destruías toda la tierra! Extenderé mi mano contra ti, te haré rodar de lo alto de las rocas y haré de ti una montaña de brasas. (Jeremías 51, 25)

  • ¿Acaso galopan los caballos por las rocas o se ara con bueyes en el mar? Pero ustedes convierten el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo. (Amós 6, 12)

  • ¿Quién se mantendrá de pie ante su furor? ¿Quién resistirá al ardor de su ira? Het Su furia se derrama como fuego, y las rocas se parten ante él. (Nahún 1, 6)

  • Inmediatamente, el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron (Mateo 27, 51)

  • Los reyes y los grandes de la tierra, los jefes militares, los ricos y los poderosos, los esclavos y los hombres libres, todos se escondieron en las cavernas y entre las rocas de las montañas, (Apocalipsis 6, 15)

  • y decían a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros, y ocúltennos de la mirada de aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero». (Apocalipsis 6, 16)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina