Encontrados 218 resultados para: ofrenda

  • ¡Quién sabe si él no se volverá atrás y se arrepentirá, y dejará detrás de sí una bendición: la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios! (Joel 2, 14)

  • Pero desde la salida del sol hasta su ocaso, mi Nombre es grande entre las naciones y en todo lugar se presenta a mi Nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura; porque mi Nombre es grande entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos. (Malaquías 1, 11)

  • Al hombre que hace esto, que el Señor le arranque de los campamentos de Jacob al testigo, al garante y aun al que presenta la ofrenda al Señor de los ejércitos. (Malaquías 2, 12)

  • Ustedes hacen todavía otra cosa: cubren el altar del Señor de lágrimas, llantos y gemidos, porque él no se vuelve más hacia la ofrenda, ni la acepta de las manos de ustedes. (Malaquías 2, 13)

  • Él se sentará para fundir y purificar: purificará a los hijos de Leví y los depurará como al oro y la plata; y ellos serán para el Señor los que presentan la ofrenda conforme a la justicia. (Malaquías 3, 3)

  • La ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los tiempos pasados, como en los primeros años. (Malaquías 3, 4)

  • Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, (Mateo 5, 23)

  • deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. (Mateo 5, 24)

  • Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio». (Mateo 8, 4)

  • cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? (Mateo 12, 4)

  • Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar". (Mateo 23, 18)

  • ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? (Mateo 23, 19)


O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina