Encontrados 220 resultados para: obra

  • No vayan detrás de otros dioses para servirlos y para postrarse delante de ellos, no me agravien con la obra de sus manos, y no les haré ningún mal. (Jeremías 25, 6)

  • Pero ustedes no me escucharon -oráculo del Señor- agraviándome con la obra de sus manos, para su propia desgracia. (Jeremías 25, 7)

  • Porque también a ellas las someterán naciones poderosas y grandes reyes, y yo les retribuiré según su conducta y según la obra de sus manos. (Jeremías 25, 14)

  • Así habla el Señor: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa -oráculo del Señor- y ellos volverán del país enemigo. (Jeremías 31, 16)

  • Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho desde su juventud lo que es malo a mis ojos; porque los hijos de Israel no han hecho más que agraviarme con la obra de sus manos -oráculo del Señor-. (Jeremías 32, 30)

  • ¡Sube al país de Merataim, sube contra él y contra los habitantes de Pecod! ¡Masacra y consagra al exterminio lo que queda de él -oráculo del Señor- y obra como yo te ordené! (Jeremías 50, 21)

  • El Señor nos ha reivindicado: ¡vengan a contar en Sión la obra del Señor, nuestro Dios! (Jeremías 51, 10)

  • son pura vanidad, una obra ridícula, perecerán cuando haya que dar cuenta. (Jeremías 51, 18)

  • Tú les darás su merecido, Señor, conforme a la obra de sus manos. (Lamentaciones 3, 64)

  • Los hijos de Sión, tan preciados, valuados a precio de oro fino, ¡cómo son tenidos por vasos de arcilla, obra de las manos de un alfarero! (Lamentaciones 4, 2)

  • Como son simples pedazos de madera recubiertos de oro y plata, más tarde se sabrá que son pura mentira. Se pondrá de manifiesto a todas las naciones y a todos los reyes que no son dioses, sino obras de manos de hombres, y que no hay nada en ellos que sea obra de Dios. (Baruc 6, 50)

  • El espíritu me elevó y me llevó a Caldea, donde estaban los deportados. Esto sucedió en una visión, por obra del espíritu de Dios. Luego se alejó de mí la visión que yo había contemplado, (Ezequiel 11, 24)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina