Encontrados 803 resultados para: nosotros

  • Porque Dios no ha sometido a los ángeles el mundo venidero del que nosotros hablamos. (Hebreos 2, 5)

  • mientras que Cristo fue fiel en calidad de Hijo, como jefe de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que conservemos la seguridad y la esperanza de la que nos gloriamos. (Hebreos 3, 6)

  • Porque también nosotros, como ellos, hemos recibido una buena noticia; pero la Palabra que ellos oyeron no les sirvió de nada, porque no se unieron por la fe a aquellos que la aceptaron. (Hebreos 4, 2)

  • Nosotros, en cambio, los que hemos creído, vamos hacia aquel Reposo del cual se dijo: Entonces juré en mi indignación: Jamás entrarán en mi Reposo. En realidad, las obras de Dios estaban concluidas desde la creación del mundo, (Hebreos 4, 3)

  • Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. (Hebreos 4, 15)

  • De esa manera, hay dos realidades irrevocables -la promesa y el juramento- en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece. (Hebreos 6, 18)

  • Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, (Hebreos 6, 19)

  • allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. (Hebreos 6, 20)

  • Porque nosotros conocemos a aquel que ha dicho: La venganza me pertenece y yo daré la retribución.Y además: El Señor juzgará a su pueblo. (Hebreos 10, 30)

  • Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma. (Hebreos 10, 39)

  • Porque Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos llegaran a la perfección sin nosotros. (Hebreos 11, 40)

  • Tengan cuidado de no desoír al que habla. Porque si los que rehusaron escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra, no pudieron escapar al castigo, ¿cómo podremos escapar nosotros si volvemos las espaldas al que habla desde el cielo? (Hebreos 12, 25)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina