Encontrados 564 resultados para: nadie

  • Procuren que nadie devuelva mal por mal. Por el contrario, esfuércense por hacer siempre el bien entre ustedes y con todo el mundo. (I Tesalonicenses 5, 15)

  • Que nadie los engañe de ninguna manera. Porque antes tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el Ser condenado a la perdición, (II Tesalonicenses 2, 3)

  • y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. (II Tesalonicenses 3, 8)

  • Si alguno no obedece a las indicaciones de esta carta, señálenlo, y que nadie trate con él para que se avergüence. (II Tesalonicenses 3, 14)

  • Que nadie menosprecie tu juventud: por el contrario, trata de ser un modelo para los que creen, en la conversación, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida. (I Timoteo 4, 12)

  • No te apresures a imponer las manos a nadie, y no te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro. (I Timoteo 5, 22)

  • Que Dios, en aquel Día, le permita alcanzar misericordia delante del Señor. Tú conoces mejor que nadie los servicios que él me prestó en Éfeso. (II Timoteo 1, 18)

  • Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta! (II Timoteo 4, 16)

  • Así debes hablar, exhortar y reprender con toda autoridad. No des ocasión a que nadie te desprecie. (Tito 2, 15)

  • Que no injurien a nadie y sean amantes de la paz, que sean benévolos y demuestren una gran humildad con todos los hombres. (Tito 3, 2)

  • Antes bien, anímense mutuamente cada día mientras dure este hoy, a fin de que nadie se endurezca, seducido por el pecado. (Hebreos 3, 13)

  • Esforcémonos, entonces, por entrar en ese Reposo, a fin de que nadie caiga imitando aquel ejemplo de desobediencia. (Hebreos 4, 11)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina