Encontrados 730 resultados para: naciones derrotadas por josué 12

  • Porque así habla el Señor de los ejércitos a las naciones que los despojaron -ya que el que los toca a ustedes, toca la pupila de mis ojos-: (Zacarías 2, 12)

  • Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos! (Zacarías 2, 15)

  • Luego me hizo ver al Sumo Sacerdote Josué, de pie ante el ángel del Señor, mientras el Adversario estaba a su derecha para acusarlo. (Zacarías 3, 1)

  • Josué, de pie delante del ángel, estaba vestido con ropa sucia. (Zacarías 3, 3)

  • El ángel tomó la palabra y dijo a los que estaban de pie delante de él: "Quítenle la ropa sucia". Luego dijo a Josué: "Yo te he sacado de encima tu iniquidad y te pondré vestiduras de fiesta". (Zacarías 3, 4)

  • Después el ángel del Señor advirtió solemnemente a Josué: (Zacarías 3, 6)

  • Escucha, Josué, Sumo Sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan delante de ti -porque estos hombres son un presagio-: Yo suscitaré a mi servidor "Germen". (Zacarías 3, 8)

  • Sí, esta es la piedra que pongo delante de Josué: sobre esta única piedra hay siete ojos. Yo mismo voy a grabar su inscripción -oráculo del Señor de los ejércitos- y voy a eliminar la iniquidad de este país en un solo día. (Zacarías 3, 9)

  • tomarás la plata y el oro, harás una corona y la pondrás sobre la cabeza de Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote. (Zacarías 6, 11)

  • Yo los esparcí como un torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y el país fue devastado detrás de ellos, sin que nadie fuera ni volviera. De una tierra de delicias, ellos hicieron una desolación. (Zacarías 7, 14)

  • Y así como ustedes, pueblo de Judá y pueblo de Israel, fueron una maldición entre las naciones, así yo los salvaré, y ustedes serán una bendición. ¡No teman! ¡Que sus manos se fortalezcan! (Zacarías 8, 13)

  • Pueblos numerosos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén a buscar al Señor de los ejércitos y a apaciguar el rostro del Señor. (Zacarías 8, 22)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina