Encontrados 330 resultados para: mujeres

  • y distribuyó entre todos los israelitas, hombres y mujeres, una porción de pan, un pastel de dátiles y uno de pasas de uva. (I Crónicas 16, 3)

  • ¡Felices tus mujeres, y felices también estos servidores tuyos, que están constantemente delante de ti, escuchando tu sabiduría! (II Crónicas 9, 7)

  • Roboám amó a Maacá, hija de Absalón, más que a todas sus mujeres y concubinas, ya que tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y fue padre de veintiocho hijos y de sesenta hijas. (II Crónicas 11, 21)

  • Además, supo distribuir hábilmente a sus hijos por todas las regiones de Judá y de Benjamín, en todas las ciudades fortificadas, dándoles gran cantidad de víveres y procurándoles muchas mujeres. (II Crónicas 11, 23)

  • Abías, por el contrario, se hizo cada vez más fuerte. Tuvo catorce mujeres, veintidós hijos y dieciséis hijas. (II Crónicas 13, 21)

  • Todo Judá permanecía de pie delante del Señor, con sus niños, sus mujeres y sus hijos. (II Crónicas 20, 13)

  • Por eso el Señor infligirá un terrible castigo a tu pueblo, a tus hijos, a tus mujeres y a todos tus bienes. (II Crónicas 21, 14)

  • que atacaron a Judá, la invadieron y se apoderaron de todos los tesoros que había en el palacio real, y también de sus hijos y de sus mujeres; solamente le quedó Ocozías, que era el menor de sus hijos. (II Crónicas 21, 17)

  • Este lo hizo casar con dos mujeres, y él tuvo hijos e hijas. (II Crónicas 24, 3)

  • Los israelitas capturaron doscientos mil prisioneros entre las mujeres, los hijos y las hijas de sus hermanos; también les arrebataron un enorme botín y se lo llevaron a Samaría. (II Crónicas 28, 8)

  • ¡Por eso nuestros padres cayeron bajo la espada, y fueron llevados al cautiverio nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres! (II Crónicas 29, 9)

  • Esa inscripción valía para toda la familia -para sus mujeres, sus hijos e hijas- es decir, para toda la asamblea, porque estaban consagrados fielmente al servicio de las cosas santas. (II Crónicas 31, 18)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina