Encontrados 52 resultados para: mala
Y ustedes, casa de Israel, sabrán que yo soy el Señor, cuando actúe en favor de ustedes a causa de mi Nombre, y no según su mala conducta y sus acciones corrompidas -oráculo del Señor-. (Ezequiel 20, 44)
Entonces derramé mi furia contra ellos, los exterminé con el fuego de mi furor e hice recaer sobre sus cabezas su mala conducta -oráculo del Señor-. (Ezequiel 22, 31)
Así haré desaparecer la lascivia del país. Todas las mujeres recibirán una lección y no imitarán la mala conducta de ustedes. (Ezequiel 23, 48)
Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. (Ezequiel 33, 8)
Si tú, en cambio, adviertes al malvado para que se convierta de su mala conducta, y él no se convierte, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida. (Ezequiel 33, 9)
Tú diles, en cambio: "Juro por mi vida -oráculo del Señor- que yo no deseo la muerte del malvado, sino que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértanse, conviértanse de su conducta perversa! ¿Por qué quieren morir, casa de Israel?". (Ezequiel 33, 11)
Ustedes se acordarán de su mala conducta y de sus acciones perversas, y sentirán asco de ustedes mismos a causa de sus culpas y sus abominaciones. (Ezequiel 36, 31)
Cuando yo quería sanar a Israel, se reveló la culpa de Efraím, las maldades de Samaría. Sí, ellos obran de mala fe; el ladrón penetra en la casa, mientras una banda despoja afuera. (Oseas 7, 1)
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. (Jonás 3, 8)
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió. (Jonás 3, 10)
Pero el que come a pesar de sus dudas, es culpable porque obra de mala fe. Y todo lo que no se hace de buena fe es pecado. (Romanos 14, 23)
sea que nos encontremos en la gloria, o que estemos humillados; que gocemos de buena o de mala fama; que seamos considerados como impostores, cuando en realidad somos sinceros; (II Corintios 6, 8)