Encontrados 11 resultados para: magnificencia
Pero Dios volverá a compadecerse de ellos y los hará volver a la tierra de Israel. Ellos reconstruirán su Casa, aunque no como la primera, hasta que se cumpla el tiempo señalado. Entonces volverán todos del destierro y reconstruirán Jerusalén con toda su magnificencia. La Casa de Dios será reconstruida en ella, como lo anunciaron los profetas de Israel. (Tobías 14, 5)
¡Adórnate entonces de magnificencia y altivez, revístete de esplendor y majestad! (Job 40, 10)
El rey Alejandro fue a su encuentro, y Tolomeo le entregó a su hija Cleopatra, celebrándose la boda en Tolemaida con la magnificencia propia de los reyes. (I Macabeos 10, 58)
Mientras vivió Simón, el país de Judá gozó de paz. Él procuró el bienestar de la nación; su autoridad y su magnificencia fueron siempre aceptadas por todos. (I Macabeos 14, 4)
Cuando Atenobio, el Amigo del rey, llegó a Jerusalén quedó asombrado al ver la magnificencia de Simón, su aparador con vajilla de oro y plata y toda la fastuosidad que lo rodeaba. Entonces le transmitió el mensaje del rey, (I Macabeos 15, 32)
sino que regresó muy indignado y transmitió la respuesta al rey, informándolo acerca de la magnificencia de Simón y de todo lo que había visto. Y el rey se enojó muchísimo. (I Macabeos 15, 36)
Lo revistió con toda magnificencia y lo confirmó con las insignias del poder: los pantalones, la túnica y el éfod; (Eclesiástico 45, 8)
Y ustedes serán llamados "Sacerdotes del Señor", se les dirá "Ministros de nuestro Dios". Se alimentarán con las riquezas de las naciones, se enorgullecerán con su magnificencia. (Isaías 61, 6)
Escucha, rey: El Dios Altísimo dio a tu padre Nabucodonosor la realeza, y también magnificencia, gloria y majestad. (Daniel 5, 18)
Y a causa de la magnificencia que le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban de temor delante de él: él mataba y hacía vivir a quien quería, exaltaba y humillaba a quien quería. (Daniel 5, 19)
Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús. (Filipenses 4, 19)