Encontrados 62 resultados para: lleva

  • Pero el rey dijo a Sadoc: "Lleva de nuevo el Arca de Dios a la ciudad. Si el Señor me mira favorablemente, me hará volver a ver el Arca y su morada. (II Samuel 15, 25)

  • Luego se dirigió con todo Israel a Baalá, a Quiriat Iearim, que está en Judá, para subir desde allí el Arca de Dios, que lleva el nombre del Señor, el que tiene su trono sobre los querubines. (I Crónicas 13, 6)

  • Por lo tanto, hijo mío, prefiere a tus hermanos; no te muestres orgulloso con los hijos y las hijas de tu pueblo, rehusando tomar una esposa entre ellos. Porque el orgullo acarrea la ruina y un gran desorden, y la ociosidad lleva a la decadencia y a la miseria; ella es, en efecto, madre de la penuria. (Tobías 4, 13)

  • Vean entonces, hijos míos, cuál es el fruto de la limosna y cuál el de la injusticia que lleva a la muerte. Pero ya me falta el aliento". Entonces lo tendieron sobre su lecho, y él murió y fue enterrado honrosamente. (Tobías 14, 11)

  • Por eso, considerando que esta nación tan singular se encuentra en conflicto constante con todos los hombres; que lleva una vida aparte, en conformidad con sus leyes extrañas; y que su hostilidad contra nuestros intereses le hace cometer los peores crímenes, comprometiendo así la estabilidad del reino: (Ester 13, 5)

  • las aguas desgastan las piedras, al polvo de la tierra se lo lleva el aguacero: ¡así tú destruyes la esperanza del mortal! (Job 14, 19)

  • Un diluvio se lleva su casa, una correntada, en el día de la ira. (Job 20, 28)

  • y ellos son como paja delante del viento, como rastrojo que se lleva el huracán? (Job 21, 18)

  • El viento del este lo levanta y se lo lleva, lo barre del lugar donde habita. (Job 27, 21)

  • No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. (Salmos 1, 4)

  • aunque caiga no quedará postrado, porque el Señor lo lleva de la mano. (Salmos 37, 24)

  • su misma lengua los lleva a la ruina, y aquellos que los ven mueven la cabeza. (Salmos 64, 9)


“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina