Encontrados 530 resultados para: lista de descendientes de Salomón
hasta los asirios se aliaron con ellos y prestaron ayuda a los descendientes de Lot. Pausa (Salmos 83, 9)
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: (Salmos 105, 6)
que dispersaría a sus descendientes por los pueblos y los diseminaría por diversas regiones. (Salmos 106, 27)
Canto de peregrinación. De Salomón. Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles; si el Señor no custodia la ciudad, en vano vigila el centinela. (Salmos 127, 1)
El Señor hizo un juramento a David, una firme promesa, de la que no se retractará: "Yo pondré sobre tu trono a uno de tus descendientes. (Salmos 132, 11)
Si tus descendientes observan mi alianza y los preceptos que yo les enseñaré, también se sentarán sus hijos en tu trono para siempre". (Salmos 132, 12)
y decidieron acabar con los descendientes de Jacob que vivían entre ellos. Por eso comenzaron a matar y exterminar a mucha gente del pueblo. (I Macabeos 5, 2)
Judas hizo la guerra contra los descendientes de Esaú que habitaban en Idumea, en la región de Acrabatena, porque tenían asediados a los israelitas. Les infligió una gran derrota, sometiéndolos y apoderándose de sus despojos. (I Macabeos 5, 3)
Luego se acordó de la maldad de los descendientes de Beán, que eran una trampa y un obstáculo para el pueblo por las emboscadas que le tendían en los caminos. (I Macabeos 5, 4)
Judas salió con sus hermanos para hacer la guerra a los descendientes de Esaú, en la región meridional. Se apoderó de Hebrón y de sus poblados, destruyó sus fortificaciones e incendió las torres de su alrededor. (I Macabeos 5, 65)
Al cabo de muchos años, cuando Dios así lo dispuso, Nehemías, enviado por el rey de Persia, mandó a los descendientes de aquellos sacerdotes que habían ocultado el fuego que fueran a buscarlo. (II Macabeos 1, 20)
Entonces el Señor pondrá todo de manifiesto, y aparecerá la gloria del Señor y la nube, como apareció en tiempos de Moisés y cuando Salomón oró para que el Santuario fuera solemnemente consagrado". (II Macabeos 2, 8)