Encontrados 94 resultados para: hubo

  • Murió Hadad, y hubo caudillos en Edóm: el caudillo Timná, el caudillo Aliá, el caudillo Ietet, (I Crónicas 1, 51)

  • Luego hubo otro combate contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Jaír, mató a Lajmí, hermano de Goliat, el de Gat. El asta de su lanza era gruesa como el palo grande de un telar. (I Crónicas 20, 5)

  • También hubo un combate en Gat. Allí había un hombre de enorme estatura, que tenía seis dedos en cada mano y seis en cada pie, veinticuatro en total. También él era descendiente de Rafá. (I Crónicas 20, 6)

  • Salomón respondió a todas sus preguntas: no hubo para él ninguna cuestión tan oscura que no se la pudiera explicar. (II Crónicas 9, 2)

  • La reina regaló al rey ciento veinte talentos de oro, una enorme cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca más hubo tantos perfumes como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón. (II Crónicas 9, 9)

  • Y no hubo guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá. (II Crónicas 15, 19)

  • "Hay una alianza entre tú y yo, como la hubo entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío plata y oro. Rompe tu alianza con Basá, rey de Israel, para que él se retire de mi territorio". (II Crónicas 16, 3)

  • Hubo una gran cantidad de holocaustos, además de la grasa de los sacrificios de comunión y de las libaciones para los holocaustos. Así quedó restablecido el culto en la Casa del Señor. (II Crónicas 29, 35)

  • Hubo una alegría muy grande en Jerusalén, porque desde los tiempos de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no había sucedido nada semejante en Jerusalén. (II Crónicas 30, 26)

  • Entre todos los dioses de esas naciones que mis padres consagraron al exterminio, ¿hubo alguno capaz de librar a su pueblo de mis manos? ¡Tampoco su dios podrá entonces librarlos a ustedes! (II Crónicas 32, 14)

  • Pero ellos escarnecían a los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y ponían en ridículo a sus profetas, hasta que la ira del Señor contra su pueblo subió a tal punto, que ya no hubo más remedio. (II Crónicas 36, 16)

  • Hubo en Jerusalén reyes poderosos que llegaron a dominar toda la región que está del otro lado del Éufrates, y a los cuales se pagaban impuestos, contribuciones y derechos de peaje. (Esdras 4, 20)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina