Encontrados 538 resultados para: familia de Aarón

  • Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti». (Marcos 5, 19)

  • Por eso les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa». (Marcos 6, 4)

  • En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. (Lucas 1, 5)

  • a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. (Lucas 1, 27)

  • Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre». (Lucas 1, 61)

  • José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, (Lucas 2, 4)

  • Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. (Lucas 2, 36)

  • De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: (Lucas 12, 52)

  • Él les dijo: «Un hombre de familia noble fue a un país lejano para recibir la investidura real y regresar en seguida. (Lucas 19, 12)

  • El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y entonces creyó él y toda su familia. (Juan 4, 53)

  • Este mandó llamar a su padre Jacob y a toda su familia, unas setenta y cinco personas. (Hechos 7, 14)

  • dijeron a Aarón: "Fabrícanos dioses que vayan al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a ese Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto". (Hechos 7, 40)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina