Encontrados 1698 resultados para: entrada a la tierra prometida

  • Que él te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedas tomar posesión de la tierra donde ahora vives como extranjero, esa tierra que Dios concedió a Abraham". (Génesis 28, 4)

  • Entonces tuvo un sueño: vio una escalinata que estaba apoyada sobre la tierra, y cuyo extremo superior tocaba el cielo. Por ella subían y bajaban ángeles de Dios. (Génesis 28, 12)

  • Y el Señor, de pie junto a él, le decía: "Yo soy el Señor, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde estás acostado. (Génesis 28, 13)

  • Tu descendencia será numerosa como el polvo de la tierra; te extenderás hacia el este y el oeste, el norte y el sur; y por ti y tu descendencia, se bendecirán todas las familias de la tierra. (Génesis 28, 14)

  • Yo estoy contigo: te protegeré dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta haber cumplido todo lo que te prometo". (Génesis 28, 15)

  • Entonces el Señor le dijo: "Vuelve a la tierra de tus padres y de tu familia, y yo estaré contigo". (Génesis 31, 3)

  • Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, allí donde tú ungiste una piedra conmemorativa y me hiciste un voto. Ahora levántate, sal de este país, y regresa a tu tierra natal’". (Génesis 31, 13)

  • y se llevó todo su ganado y todos sus bienes -el ganado de su propiedad, que había adquirido en Padán Arám- para ir a la tierra de Canaán, donde se encontraba Isaac, su padre. (Génesis 31, 18)

  • Después pronunció esta oración: "Dios de mi padre Abraham y Dios de mi padre Isaac, Señor, que me dijiste: ‘Regresa a tu tierra natal y seré bondadoso contigo’, (Génesis 32, 10)

  • Después se adelantó él personalmente, y antes de enfrentarse con su hermano, se postró en tierra siete veces. (Génesis 33, 3)

  • A su regreso de Padán Arám, Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquém, que está en la tierra de Canaán, y acampó a la vista de la ciudad. (Génesis 33, 18)

  • Así Jacob llegó a Luz -o sea, Betel- en la tierra de Canaán, junto con toda la gente que lo acompañaba. (Génesis 35, 6)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina