Encontrados 17 resultados para: devorado

  • Este, al reconocerla, exclamó: "¡Es la túnica de mi hijo! Un animal salvaje lo ha devorado. ¡José ha sido presa de las fieras!". (Génesis 37, 33)

  • él partió y encontró el cadáver tendido sobre el camino, mientras que el asno y el león estaban de pie junto al cadáver; el león no había devorado el cadáver ni había despedazado al asno. (I Reyes 13, 28)

  • Ya ha bajado fuego del cielo y ha devorado a los dos oficiales anteriores con sus cincuenta hombres. Pero ahora, ¡que mi vida tenga algún valor a tus ojos!". (II Reyes 1, 14)

  • que no piensen: "Se cumplió nuestro deseo", ni digan: "Lo hemos devorado". (Salmos 35, 25)

  • porque han devorado a Jacob, y han devastado su dominio. (Salmos 79, 7)

  • nos habrían devorado vivos. Cuando ardió su furor contra nosotros, (Salmos 124, 3)

  • Que el fugitivo sea devorado por el ardor del fuego, y que encuentren su perdición los que maltratan a tu pueblo. (Eclesiástico 36, 8)

  • La Ignominia ha devorado las ganancias de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas. (Jeremías 3, 24)

  • Derrama tu furor sobre las naciones que no te conocen, y sobre las familias que no invocan tu Nombre. Porque ellas han devorado a Jacob, lo han devorado, lo han exterminado, y han devastado su morada. (Jeremías 10, 25)

  • ¡Me ha devorado, me ha consumido Nabucodonosor, rey de Babilonia! ¡Me ha dejado como un plato vacío! ¡Me ha tragado como el Dragón, ha llenado su vientre con mis delicias y me ha expulsado! (Jeremías 51, 34)

  • Abren sus fauces contra ti todos tus enemigos; silban, rechinan los dientes, diciendo: "¡La hemos devorado! Sí, este es el día que esperábamos: ya lo alcanzamos, lo estamos viendo". (Lamentaciones 2, 16)

  • Hay una conjuración de profetas en medio de ella. Como un león rugiente que despedaza la presa, han devorado a la gente, se han apoderado de las riquezas y objetos preciosos y han multiplicado las viudas en la ciudad. (Ezequiel 22, 25)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina