Encontrados 545 resultados para: deseo de muerte

  • Porque mientras vivíamos según la naturaleza carnal, las malas pasiones, estimuladas por la Ley, obraban en nuestros miembros para hacernos producir frutos de muerte. (Romanos 7, 5)

  • y yo, en cambio, morí. Así resultó que el mandamiento que debía darme la vida, me llevó a la muerte. (Romanos 7, 10)

  • Porque el pecado, aprovechando la oportunidad que le daba el precepto, me sedujo y, por medio del precepto, me causó la muerte. (Romanos 7, 11)

  • ¿Pero es posible que lo bueno me cause la muerte? ¡De ningún modo! Lo que pasa es que el pecado, a fin de mostrarse como tal, se valió de algo bueno para causarme la muerte, y así el pecado, por medio del precepto, llega a la plenitud de su malicia. (Romanos 7, 13)

  • porque sé que nada bueno hay en mí, es decir, en mi carne. En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. (Romanos 7, 18)

  • ¡Ay de mí! ¿Quién podrá librarme de este cuerpo que me lleva a la muerte? (Romanos 7, 24)

  • Porque la ley del Espíritu, que da la Vida, te ha librado, en Cristo Jesús, de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8, 2)

  • Ahora bien, los deseos de la carne conducen a la muerte, pero los deseos del espíritu conducen a la vida y a la paz, (Romanos 8, 6)

  • Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. (Romanos 8, 10)

  • Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina. (Romanos 8, 27)

  • Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero. (Romanos 8, 36)

  • Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, (Romanos 8, 38)


“A caridade é o metro com o qual o Senhor nos julgará.” São Padre Pio de Pietrelcina