Encontrados 43 resultados para: deportados

  • si en el país al que han sido deportados reflexionan y se convierten, si en el país de sus vencedores te suplican, diciendo: ‘¡Hemos pecado, somos culpables, hemos cometido el mal!’; (I Reyes 8, 47)

  • Uno de los sacerdotes deportados de Samaría fue entonces a establecerse en Betel, y les enseñaba cómo se debía venerar al Dios de Israel. (II Reyes 17, 28)

  • Así, aunque veneraban al Señor, servían al mismo tiempo a sus propios dioses, según el rito de las naciones de donde habían sido deportados. (II Reyes 17, 33)

  • Deportó a todo Jerusalén, a todos los jefes y a toda la gente rica -diez mil deportados- además de todos los herreros y cerrajeros: sólo quedó la gente más pobre del país. (II Reyes 24, 14)

  • Deportó a Joaquín a Babilonia; y también llevó deportados de Jerusalén a Babilonia a la madre y a las mujeres del rey, a sus eunucos y a los grandes del país. (II Reyes 24, 15)

  • A todos los guerreros -en número de siete mil- a los herreros y cerrajeros -en número de mil- todos aptos para la guerra, el rey de Babilonia los llevó deportados a su país. (II Reyes 24, 16)

  • Cuando fueron deportados a Babilonia por sus infidelidades, todos los israelitas estaban registrados en las listas genealógicas y en el libro de los reyes de Israel y de Judá. (I Crónicas 9, 1)

  • si en el país al que han sido deportados reflexionan y se convierten, si en el país de sus vencedores te suplican, diciendo: ‘¡Hemos pecado, somos culpables, hemos cometido el mal!’; (II Crónicas 6, 37)

  • Total de los utensilios de oro y plata: 5.400. Todo esto se lo llevó Sesbasar, cuando se permitió a los deportados subir de Babilonia a Jerusalén. (Esdras 1, 11)

  • los deportados que habían vuelto del exilio ofrecieron como holocausto al Dios de Israel doce novillos por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce chivos por el pecado: todo, en holocausto al Señor. (Esdras 8, 35)

  • A causa de esta traición de los deportados, todos los que temían las palabras del Dios de Israel se reunieron junto a mí. Yo permanecí sentado y lleno de consternación, hasta la hora de la ofrenda de la tarde. (Esdras 9, 4)

  • Yo, Tobit, seguí los caminos de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida. Hice muchas limosnas a mis hermanos y a mis compatriotas deportados conmigo a Nínive, en el país de los Asirios. (Tobías 1, 3)


“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina