Encontrados 38 resultados para: cuatrocientos

  • Cada fuente pesaba ciento treinta siclos, y cada tazón, setenta. Toda la plata de estos objetos sumaba en total dos mil cuatrocientos siclos, en siclos del Santuario. (Números 7, 85)

  • El pueblo se puso a recoger codornices todo el día, toda la noche y todo el día siguiente. El que había recogido menos, tenía diez medidas de unos cuatrocientos cincuenta litros cada una. Y las esparcieron alrededor de todo el campamento. (Números 11, 32)

  • Los dignatarios de todo el pueblo y todas las tribus acudieron a la asamblea del pueblo de Dios: eran cuatrocientos mil hombres de a pie, armados de espada. (Jueces 20, 2)

  • La gente de Israel también hizo un recuento: descontando a Benjamín, eran cuatrocientos mil hombres armados de espada, todos guerreros. (Jueces 20, 17)

  • Además, se le juntaron todos los que estaban en algún aprieto, cargados de deudas o descontentos de la vida. Así llegó a ser jefe de unos cuatrocientos hombres. (I Samuel 22, 2)

  • Entonces David dijo a sus hombres: "Que cada uno se ciña su espada". Ellos se ciñeron cada uno su espada, y también David se ciñó la suya. Luego, unos cuatrocientos hombres subieron detrás de David, y los otros doscientos se quedaron con el equipaje. (I Samuel 25, 13)

  • Entonces continuó la persecución con cuatrocientos hombres; doscientos se habían detenido, por estar demasiado extenuados para cruzar el torrente Besor. (I Samuel 30, 10)

  • David los masacró desde el alba hasta la tarde del día siguiente, y no escapó ni uno solo, con excepción de cuatrocientos jóvenes que huyeron montados en camellos. (I Samuel 30, 17)

  • Cuatrocientos ochenta años después que los israelitas salieron del país de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziv -que es el segundo mes- Salomón comenzó a construir la Casa del Señor. (I Reyes 6, 1)

  • Ellos fueron a Ofir, y trajeron de allí cuatrocientos veinte talentos de oro, que entregaron a Salomón. (I Reyes 9, 28)

  • Salomón reunió también carros y caballos: llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, que acantonó en las ciudades de guarnición y en Jerusalén, junto a él. (I Reyes 10, 26)

  • Y ahora, manda que todo Israel se reúna junto a mí en el monte Carmelo, con los cuatrocientos profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Aserá que comen a la mesa de Jezabel". (I Reyes 18, 19)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina