Encontrados 19 resultados para: cortinado

  • Cada cortinado tendrá catorce metros de largo por dos de ancho. Todos serán de las mismas dimensiones, (Exodo 26, 2)

  • Además, en el borde del último cortinado de la primera serie, pondrás unas presillas de púrpura violeta, y lo mismo harás en el borde del que está en el extremo de la segunda serie. (Exodo 26, 4)

  • Un cortinado de diez metros de largo, hecho de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino reforzado, recamado artísticamente, hará las veces de puerta. Este cortinado colgará de cuatro columnas apoyadas sobre cuatro bases. (Exodo 27, 16)

  • las cortinas del atrio con sus columnas y sus bases; el cortinado de la entrada del atrio; (Exodo 35, 17)

  • Cada cortinado medía catorce metros de largo por dos de ancho; todos tenían las mismas dimensiones. (Exodo 36, 9)

  • El cortinado de la puerta del atrio era de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, y estaba recamado artísticamente. Tenía diez metros de largo, y su altura -lo mismo que la de las cortinas del atrio- era de dos metros y medio. (Exodo 38, 18)

  • Los cien talentos de plata se usaron para fundir las bases del Santuario y las bases que sostenían el cortinado, a razón de un talento por base; (Exodo 38, 27)

  • los cortinados del atrio, las columnas con sus bases, el cortinado para la entrada del atrio, sus varillas, sus estacas, y todos los utensilios para el culto de la Morada, o sea, la Carpa del Encuentro; (Exodo 39, 40)

  • Levantarás el atrio alrededor, y a su entrada colgarás el cortinado correspondiente. (Exodo 40, 8)

  • También puso la mesa en la Carpa del Encuentro, sobre el lado norte de la Morada, delante del cortinado, (Exodo 40, 22)

  • Puso asimismo el altar de oro delante del cortinado, (Exodo 40, 26)

  • Finalmente, levantó el atrio alrededor de la Morada y del altar, y colgó el cortinado a la entrada del atrio. De esta manera Moisés dio por terminado el trabajo. (Exodo 40, 33)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina