Encontrados 59 resultados para: convertido

  • Como un muerto, he caído en el olvido, me he convertido en una cosa inútil. (Salmos 31, 13)

  • Ella ha sido privada de todo su esplendor y de libre se ha convertido en esclava. (I Macabeos 2, 11)

  • Y ahí está nuestro Santuario, nuestro honor y nuestro orgullo, convertido en un desierto y profanado por los paganos. (I Macabeos 2, 12)

  • Apolonio, hijo de Menesteo, fue enviado a Egipto con motivo de la entronización del rey Filométor. Cuando Antíoco supo que aquel se había convertido en su adversario político, se preocupó por su propia seguridad. Por eso, al pasar por Jope, se desvió hacia Jerusalén. (II Macabeos 4, 21)

  • Una vez que se puso al frente de sus tropas, el Macabeo resultó invencible ante los paganos, porque la ira del Señor se había convertido en misericordia. (II Macabeos 8, 5)

  • Oráculo sobre Damasco. ¡Miren! Damasco ya no será una ciudad, se ha convertido en un montón de ruinas. (Isaías 17, 1)

  • La tierra está de duelo y desfallece, el Líbano pierde el color y se marchita, el Sarón se ha convertido en una estepa, el Basán y el Carmelo se deshojan. (Isaías 33, 9)

  • Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento. (Isaías 64, 5)

  • Tus santas ciudades han quedado desiertas: Sión se ha convertido en un desierto, Jerusalén, en una desolación. (Isaías 64, 9)

  • Nuestra Casa santa y gloriosa, donde te alababan nuestros padres, ha sido presa de las llamas, y todo lo que teníamos de precioso se ha convertido en una ruina. (Isaías 64, 10)

  • ¿Acaso Israel fue adquirido como esclavo o nació en la esclavitud? ¿Por qué entonces se ha convertido en una presa? (Jeremías 2, 14)

  • ¿A quién hablar, a quién advertir para que escuchen? Sus oídos están incircuncisos, no pueden prestar atención; la palabra del Señor se ha convertido en un oprobio para ellos, ¡no la quieren! (Jeremías 6, 10)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina