Encontrados 237 resultados para: comer
¿de qué le sirve al ídolo la ofrenda si no puede comer ni gustar? Así pasa con el hombre perseguido por el Señor: (Eclesiástico 30, 19)
Sé el primero en dejar de comer, por buena educación, y no seas insaciable, para no chocar. (Eclesiástico 31, 17)
Los labios bendicen al que sirve bien de comer y el testimonio de su generosidad es digno de fe. (Eclesiástico 31, 23)
El que es sabio de labios para afuera, se hace odioso y acabará sin tener qué comer: (Eclesiástico 37, 20)
Pero el copero mayor les replicó: "¿Acaso mi señor me envió a decir estas cosas a tu señor y a ti? ¿No están dirigidas a esos hombres apostados sobre la muralla, que tendrán que comer sus excrementos y beber su orina, igual que ustedes?". (Isaías 36, 12)
A tus opresores les haré comer su propia carne, como con vino nuevo, se embriagarán con su sangre. Así sabrán todos los hombres que yo, el Señor, soy tu salvador y que tu redentor es el Fuerte de Jacob. (Isaías 49, 26)
Por eso, así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo les haré comer ajenjo y les daré de beber agua envenenada. (Jeremías 9, 14)
No entres en la casa donde hay un festejo, para sentarte a la mesa con ellos a comer y beber. (Jeremías 16, 8)
Yo les haré comer la carne de sus hijos y de sus hijas, y se comerán unos a otros, bajo la presión del asedio a que los someterán sus enemigos y los que atentan contra su vida. (Jeremías 19, 9)
Por eso, así habla el Señor de los ejércitos contra los profetas: Yo les haré comer ajenjo y les daré de beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la impiedad a todo el país. (Jeremías 23, 15)
Una canasta tenía higos muy buenos, como brevas; la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se los podía comer. (Jeremías 24, 2)
El Señor me dijo: "¿Qué ves, Jeremías?". "Higos, respondí; los higos buenos son muy buenos; los higos malos son muy malos, tan malos que no se los puede comer". (Jeremías 24, 3)