Encontrados 8131 resultados para: ciudad del Señor

  • Caín respondió al Señor: "Mi castigo es demasiado grande para poder sobrellevarlo. (Génesis 4, 13)

  • "Si es así, le dijo el Señor, el que mate a Caín deberá pagarlo siete veces". Y el Señor puso una marca a Caín, para que al encontrarse con él, nadie se atreviera a matarlo. (Génesis 4, 15)

  • Luego Caín se alejó de la presencia del Señor y fue a vivir a la región de Nod, al este de Edén. (Génesis 4, 16)

  • Caín se unió a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Henoc. Caín fue el fundador de una ciudad, a la que puso el nombre de su hijo Henoc. (Génesis 4, 17)

  • También Set tuvo un hijo, al que llamó Enós. Fue entonces cuando se comenzó a invocar el nombre del Señor. (Génesis 4, 26)

  • al que llamó Noé, diciendo: "Este nos dará un alivio en nuestro trabajo y en la fatiga de nuestras manos, un alivio proveniente del suelo que maldijo el Señor". (Génesis 5, 29)

  • Entonces el Señor dijo: "Mi espíritu no va a permanecer activo para siempre en el hombre, porque este no es más que carne; por eso no vivirá más de ciento veinte años". (Génesis 6, 3)

  • Cuando el Señor vio qué grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los designios que forjaba su mente tendían constantemente al mal, (Génesis 6, 5)

  • Por eso el Señor dijo: "Voy a eliminar de la superficie del suelo a los hombres que he creado -y junto con ellos a las bestias, los reptiles y los pájaros del cielo- porque me arrepiento de haberlos hecho". (Génesis 6, 7)

  • Pero Noé fue agradable a los ojos del Señor. (Génesis 6, 8)

  • Entonces el Señor dijo a Noé: "Entra en el arca, junto con toda tu familia, porque he visto que eres el único verdaderamente justo en medio de esta generación. (Génesis 7, 1)

  • machos y hembras, como Dios se lo había ordenado. Entonces el Señor cerró el arca detrás de Noé. (Génesis 7, 16)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina