Encontrados 208 resultados para: buen juicio
Llega un juicio al país de la meseta, a Jolón e Iahsá, contra Mefaat, (Jeremías 48, 21)
Pero yo cambiaré la suerte de Moab, en los días futuros -oráculo del Señor-. Hasta aquí el juicio de Moab. (Jeremías 48, 47)
Como un león que sube de la espesura del Jordán a una pradera siempre verde, así yo los haré huir de allí en un instante, y allí estableceré a mi elegido. Porque ¿quién es como yo? ¿Quién me citará a juicio? ¿Quién es el pastor que se me opondrá? (Jeremías 49, 19)
Como un león que sube de la espesura del Jordán a una pradera siempre verde, así yo los haré huir de allí en un instante, y allí estableceré a mi elegido. Porque ¿quién es como yo? ¿Quién me citará a juicio? ¿Quién es el pastor que se me opondrá? (Jeremías 50, 44)
-Hemos querido curar a Babilonia, pero no sanó. -¡Déjenla y vayámonos, cada uno a su país, porque el juicio contra ella llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes! (Jeremías 51, 9)
y ellos no pueden recapacitar y abandonar a esos dioses, porque les falta el buen sentido. (Baruc 6, 41)
Los llevaré al desierto de los pueblos y allí entraré en juicio con ustedes cara a cara. (Ezequiel 20, 35)
Así como entré en juicio con sus padres en el desierto del país de Egipto, así lo haré con ustedes -oráculo del Señor-. (Ezequiel 20, 36)
¡Ruinas, ruinas, todo lo convierto en ruinas! Pero esto no sucederá hasta que llegue aquel a quien le pertenece el juicio, y a él se lo daré. (Ezequiel 21, 32)
Llegarán contra ti desde el Norte, con carros y rodados, al frente de una multitud de pueblos, y te atacarán por todas partes con escudos y cascos. Yo los encargaré del juicio, y ellos te juzgarán conforme a sus leyes. (Ezequiel 23, 24)
Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel. (Ezequiel 34, 14)
Yo haré valer mi gloria entre las naciones, y todas ellas verán mi juicio, que yo mismo ejecuté, y mi mano, que yo descargué sobre ellas. (Ezequiel 39, 21)