Encontrados 189 resultados para: apenas

  • Y ahora, Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. (I Reyes 3, 7)

  • Apenas oyó el ruido de los pasos de la mujer, mientras ella entraba por la puerta, Ajías dijo: "Entra, mujer de Jeroboám. ¿Por qué te haces pasar por otra? Yo he sido enviado para hablarte duramente. (I Reyes 14, 6)

  • En cuanto a ti, vete ahora mismo a tu casa: apenas pongas tus pies en la ciudad, el niño morirá. (I Reyes 14, 12)

  • Apenas comenzó a reinar, masacró a toda la casa de Jeroboám, hasta exterminarla, sin dejar a nadie con vida, conforme a la palabra que había dicho el Señor por medio de su servidor Ajías de Silo. (I Reyes 15, 29)

  • Apenas se proclamó rey y se sentó en su trono, él acabó con toda la casa de Basá, sin dejarle ningún varón, ni parientes cercanos ni amigos. (I Reyes 16, 11)

  • Pero ella respondió: "¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos". (I Reyes 17, 12)

  • Mientras Abdías iba por el camino, le salió al encuentro Elías. Apenas lo reconoció, cayó con el rostro en tierra y dijo: "¿Eres tú, Elías, mi señor?". (I Reyes 18, 7)

  • Apenas vio a Elías, Ajab le dijo: "¿Así que eres tú, el que trae la desgracia a Israel?". (I Reyes 18, 17)

  • Apenas oyó esta palabra, Ben Hadad, que estaba bebiendo con los reyes en las tiendas de campaña, ordenó a sus servidores: "¡A sus puestos!". Y ellos tomaron posiciones frente a la ciudad. (I Reyes 20, 12)

  • Él le dijo: "Porque no has escuchado la voz del Señor, apenas te alejes de mí te matará el león". Y apenas el otro se alejó de su lado, lo encontró el león y lo mató. (I Reyes 20, 36)

  • Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita, para tomar posesión de ella. (I Reyes 21, 16)

  • Luego sirvieron la comida a los hombres, pero apenas probaron el caldo, se pusieron a gritar: "¡La muerte está en esa olla, hombre de Dios!". Y no pudieron comer. (II Reyes 4, 40)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina