Encontrados 189 resultados para: apenas
apenas plantados, apenas sembrados, apenas su tallo echa raíz en la tierra, él sopla sobre ellos y se secan, y el huracán se los lleva como paja. (Isaías 40, 24)
Sí, mi mano fundó la tierra, mi mano derecha desplegó los cielos: apenas los llamo ellos se presentan todos juntos. (Isaías 48, 13)
¿Quién oyó jamás algo semejante, quién ha visto una cosa igual? ¿Se da a luz un país en un solo día? ¿Se hace nacer una nación de una sola vez? Pero Sión, apenas sintió los dolores, ha dado a luz a sus hijos. (Isaías 66, 8)
Y apenas Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y los profetas se le echaron encima, diciendo: "¡Vas a morir! (Jeremías 26, 8)
todas las mujeres que aún quedan en la casa del rey de Judá serán llevadas a los jefes de los caldeos, y ellas dirán: ¡Te han seducido y han podido contra ti tus amigos más íntimos! Apenas tus pies se hundieron en el fango, ellos se echaron para atrás. (Jeremías 38, 22)
Apenas Jeremías terminó de comunicar a todo el pueblo todas las palabras del Señor, su Dios, las que el Señor le había mandado decirles -las palabras antes mencionadas- (Jeremías 43, 1)
Ahora está bien plantada: ¿podrá florecer? Apenas la toque el viento del este, ¿no quedará completamente seca? ¡En el mismo lugar donde brotó, se secará! (Ezequiel 17, 10)
Y cuando te pregunten: "¿Por qué gimes?", tú les responderás: Es por una noticia. Apenas llegue, desfallecerán todos los corazones, se paralizarán todas las manos, decaerán todos los espíritus y flaquearán todas las rodillas. Ya está por llegar, ya va a suceder -oráculo del Señor-. (Ezequiel 21, 12)
Apenas los vio, se enamoró perdidamente de ellos y les envió mensajeros a Caldea. (Ezequiel 23, 16)
apenas te agarraban, te partías y les desgarrabas toda la mano; cuando se apoyaban en ti, te quebrabas y hacías vacilar todos sus miembros. (Ezequiel 29, 7)
La mano del Señor había descendido sobre mí por la tarde, antes que llegara el fugitivo; y a la mañana siguiente, apenas este llegó, el Señor me abrió la boca. Entonces recuperé el habla y ya no me quedé mudo. (Ezequiel 33, 22)
Apenas escuchen el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, ustedes deberán postrarse y adorar la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 5)
