Encontrados 1939 resultados para: amo
Él ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación. (Santiago 1, 18)
Supongamos que cuando están reunidos, entra un hombre con un anillo de oro y vestido elegantemente, y al mismo tiempo, entra otro pobremente vestido. (Santiago 2, 2)
Hermanos, que no haya muchos entre ustedes que pretendan ser maestros, sabiendo que los que enseñamos seremos juzgados más severamente, (Santiago 3, 1)
porque todos faltamos de muchas maneras. Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su pesona. (Santiago 3, 2)
Cuando ponemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dominamos todo su cuerpo. (Santiago 3, 3)
Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! (Santiago 5, 3)
Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. (Santiago 5, 4)
Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso. (Santiago 5, 11)
Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta, (I Pedro 1, 15)
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz: (I Pedro 2, 9)
Él llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados. (I Pedro 2, 24)
Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados. (I Pedro 4, 8)