Encontrados 62 resultados para: alguna

  • Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. (Mateo 22, 15)

  • Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. (Marcos 12, 13)

  • Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Él se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. (Lucas 1, 22)

  • y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación. (Lucas 11, 54)

  • Ellos comenzaron a acecharlo y le enviaron espías, que fingían ser hombres de bien, para lograr sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones, y entregarlo al poder y a la autoridad del gobernador. (Lucas 20, 20)

  • Después les dijo: «Cuando los envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalia, ¿les faltó alguna cosa?». (Lucas 22, 35)

  • Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar». (Hechos 13, 15)

  • Son ellos los que hubieran debido presentarse ante ti para acusarme, si tenían alguna queja contra mí. (Hechos 24, 19)

  • Si necesitan alguna aclaración, que le pregunten al marido en su casa, porque no está bien que la mujer hable en las asambleas. (I Corintios 14, 35)

  • Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes, los que están animados por el Espíritu, corríjanlo con dulzura. Piensa que también tú puedes ser tentado. (Gálatas 6, 1)

  • Así debemos pensar los que somos maduros; y si en alguna cosa ustedes piensan lo contrario, Dios los iluminará. (Filipenses 3, 15)

  • Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, estos deben aprender primero a cumplir con sus deberes familiares y a ser agradecidos con sus padres, porque eso es lo que agrada a Dios. (I Timoteo 5, 4)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina