Encontrados 469 resultados para: agua de la roca

  • Hasta los animales del campo suspiran por ti, porque los cauces de agua se han secado, y el fuego ha devorado los pastizales de la estepa. (Joel 1, 20)

  • dos y tres ciudades se arrastraban hasta la otra ciudad, para beber agua, y no calmaban su sed; ¡pero ustedes no han vuelto a mí! -oráculo del Señor-. (Amós 4, 8)

  • Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable. (Amós 5, 24)

  • Vendrán días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre sobre el país, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. (Amós 8, 11)

  • La soberbia de tu corazón te engañó, a ti, que habitas en las hendiduras de la roca, que pones tu morada en las alturas, y dices en tu corazón: "¿Quién me precipitará por tierra?". (Abdías 1, 3)

  • Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: "Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; (Jonás 3, 7)

  • A su paso se derriten las montañas y se agrietan los valles, como la cera ante el fuego, como el agua derramada por una pendiente. (Miqueas 1, 4)

  • ¿Acaso vales más que No Amón, asentada entre las corrientes del Nilo, rodeada por las aguas, con un mar como baluarte y el agua como muralla? (Nahún 3, 8)

  • ¡Abastécete de agua para el asedio, refuerza tus defensas, entra en el barro y pisa la arcilla, toma el molde para los ladrillos! (Nahún 3, 14)

  • ¿No eres tú, Señor, desde los tiempos antiguos, mi Dios, mi Santo, que no muere jamás? Tú, Señor, pusiste a ese pueblo para hacer justicia, tú, mi Roca, lo estableciste para castigar. (Habacuc 1, 12)

  • Has salido para salvar a tu pueblo, para salvar a tu Ungido; has abatido el techo de la casa del impío, has descubierto sus cimientos hasta la roca. Pausa (Habacuc 3, 13)

  • En cuanto a ti, por la sangre de su alianza yo libraré a tus cautivos de la fosa sin agua. (Zacarías 9, 11)


“Procuremos servir ao Senhor com todo o coração e com toda a vontade. Ele nos dará sempre mais do que merecemos.” São Padre Pio de Pietrelcina