Encontrados 88 resultados para: Víctimas
Moisés replicó: "Entonces tú nos tendrás que dar las víctimas para los sacrificios y holocaustos que ofreceremos al Señor, nuestro Dios. (Exodo 10, 25)
No hagas ningún pacto con los habitantes de aquel país, no sea que cuando ellos se prostituyan con sus dioses y les ofrezcan sacrificios, te inviten también a ti y tengas que comer de las víctimas sacrificadas. (Exodo 34, 15)
Impondrá su mano sobre la cabeza del animal y lo inmolará en el lugar donde se inmolan las víctimas para el holocausto, delante del Señor: es un sacrificio por el pecado. (Levítico 4, 24)
fueron depositadas sobre los pechos de las víctimas. Aarón hizo arder las partes grasosas sobre el altar, (Levítico 9, 20)
Inmolará el cordero en el lugar sagrado donde se inmolan las víctimas del sacrificio por el pecado y del holocausto. Y esta víctima de reparación, como la del sacrificio por el pecado, será para el sacerdote: es una cosa santísima. (Levítico 14, 13)
Así está mandado, a fin de que los israelitas traigan las víctimas que ellos suelen sacrificar en campo abierto, y las presenten al Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro, entregándolas al sacerdote para que sean ofrecidas al Señor como sacrificio de comunión. (Levítico 17, 5)
Un pueblo se alza como una leona, se yergue como un león: no se recuesta hasta devorar la presa y beber la sangre de sus víctimas". (Números 23, 24)
Además de otras víctimas, mataron a los cinco reyes de Madián: Eví, Réquem, Sur, Jur y Reba. También pasaron al filo de la espada a Balaam, hijo de Beor. (Números 31, 8)
Si para conquistar una ciudad tienes que asediarla mucho tiempo, no destruirás sus árboles a golpes de hacha. Come de sus frutos, pero no los cortes. ¿Acaso los árboles del campo son hombres, para que los hagas también a ellos víctimas del asedio? (Deuteronomio 20, 19)
Asimismo, los israelitas habían pasado al filo de la espada al adivino Balaam, hijo de Beor, junto con las otras víctimas. (Josué 13, 22)
sino para que esté como testigo entre nosotros y ustedes, y también entre nuestros descendientes, de que rendimos culto al Señor en su presencia, con nuestros holocaustos, nuestras víctimas y nuestros sacrificios de comunión. Así, el día de mañana, los hijos de ustedes no podrán decir a los nuestros: ‘Ustedes no tienen parte con el Señor’. (Josué 22, 27)
Y al verlo, la gente alababa a su dios, diciendo: "Nuestro dios nos ha puesto en las manosa Sansón, nuestro enemigo, al que devastaba nuestro país y multiplicaba nuestras víctimas". (Jueces 16, 24)