Encontrados 41 resultados para: Tomé

  • Yo tomé la copa de la mano del Señor y se la hice beber a todas las naciones a las que me había enviado el Señor: (Jeremías 25, 17)

  • No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño -oráculo del Señor-. (Jeremías 31, 32)

  • Luego tomé la escritura de la compra -la que había sido sellada, con las cláusulas y las estipulaciones, y la que había quedado abierta- (Jeremías 32, 11)

  • Yo tomé entonces a Iaazanías, hijo de Jeremías, hijo de Jabasinías, así como a sus hermanos, a todos sus hijos y a toda la familia de los recabitas. (Jeremías 35, 3)

  • Tú te acordarás de tu conducta y te sentirás avergonzada, cuando yo tome a tus hermanas, a las mayores y a las menores que tú, y te las dé como hijas, sin que ellas participen de tu alianza. (Ezequiel 16, 61)

  • Yo tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son estas cosas, mi Señor?". (Zacarías 4, 4)

  • Entonces tomé la palabra y le dije: "¿Qué son esos dos olivos, a la derecha y a la izquierda del candelabro?". (Zacarías 4, 11)

  • Tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son estos, mi Señor ?". (Zacarías 6, 4)

  • Entonces apacenté las ovejas destinadas al matadero por los traficantes de ovejas. Tomé dos bastones: a uno lo llamé "Favor" y al otro "Vínculo". Me puse a apacentar las ovejas, (Zacarías 11, 7)

  • Después tomé mi bastón "Favor", y lo quebré para romper mi pacto, el que yo había establecido con todos los pueblos. (Zacarías 11, 10)

  • Pero el Señor me dijo: "¡Echa al Tesoro ese lindo precio en que he sido valuado por ellos!". Yo tomé los treinta siclos de plata y los eché en el Tesoro de la Casa del Señor. (Zacarías 11, 13)

  • Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. (Lucas 6, 30)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina