Encontrados 135 resultados para: Tampoco

  • Pero la tropa respondió: "Tú no vendrás con nosotros. Porque si tenemos que huir, eso no le importaría a nadie; y aunque muriera la mitad de nosotros, tampoco nos tendrían en cuenta. Tú, en cambio, vales ahora por diez mil de nosotros. Es mejor que estés pronto a socorrernos desde la ciudad". (II Samuel 18, 3)

  • Traigamos dos novillos; que ellos se elijan uno, que lo despedacen y lo pongan sobre la leña, pero sin prender fuego. Yo haré lo mismo con el otro novillo: lo pondré sobre la leña y tampoco prenderé fuego. (I Reyes 18, 23)

  • Pero tampoco Judá observó los mandamientos del Señor, su Dios, sino que imitó las costumbres que había introducido Israel. (II Reyes 17, 19)

  • Ezequías puso su confianza en el Señor, el Dios de Israel, y no hubo después de él ninguno igual entre todos los reyes de Judá, como tampoco lo hubo antes que él. (II Reyes 18, 5)

  • Dios respondió a Salomón: "Ya que me haces esta petición y no reclamas riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la muerte de tus enemigos, ni tampoco una larga vida, sino que pides sabiduría e inteligencia para juzgar a mi pueblo, del cual te he constituido rey, (II Crónicas 1, 11)

  • Ellos no se apartaron en nada de lo mandado por el rey en lo referente a los sacerdotes y a los levitas, ni tampoco en lo concerniente a los tesoros. (II Crónicas 8, 15)

  • Entre todos los dioses de esas naciones que mis padres consagraron al exterminio, ¿hubo alguno capaz de librar a su pueblo de mis manos? ¡Tampoco su dios podrá entonces librarlos a ustedes! (II Crónicas 32, 14)

  • Senaquerib escribió una carta para ultrajar al Señor, el Dios de Israel, y desafiarlo en estos términos: "Así como en los otros países los dioses de las naciones no han podido librar a sus pueblos, tampoco podrá el dios de Ezequías librar a su pueblo de mis manos". (II Crónicas 32, 17)

  • Si soy culpable, ¡ay de mí! Si soy inocente, tampoco puedo alzar cabeza, saturado de ignominia, embriagado de aflicción. (Job 10, 15)

  • Pero si hablo, no se alivia mi dolor; si me callo, tampoco se aparta de mí. (Job 16, 6)

  • porque no son las tinieblas las que me aniquilan ni tampoco la oscuridad que cubre mi rostro. (Job 23, 17)

  • La espada lo toca, pero no se clava, ni tampoco la lanza, el dardo o la jabalina. (Job 41, 18)


"Tente percorrer com toda a simplicidade o caminho de Nosso Senhor e não se aflija inutilmente.” São Padre Pio de Pietrelcina