Encontrados 23 resultados para: Susa

  • Mardoqueo salió de la presencia del rey llevando una vestidura real de púrpura violeta y lino blanco, una gran corona de oro y un manto de lino fino y escarlata. En la ciudad de Susa resonaban los gritos de alegría. (Ester 8, 15)

  • y en la ciudadela de Susa mataron y exterminaron a quinientos hombres, (Ester 9, 6)

  • Ese mismo día, llegó a conocimiento de rey el número de los que habían sido matados en la Ciudadela de Susa. (Ester 9, 11)

  • El rey dijo entonces a la reina Ester: "En la ciudadela de Susa, los judíos mataron y exterminaron a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán. ¡Qué no habrán hecho en el resto de las provincias reales! Pero ¿qué es lo que pides? Lo que sea, te será concedido. ¿Qué otra cosa deseas? Se hará lo que tú digas". (Ester 9, 12)

  • Ester respondió: "Si al rey le parece bien, que a los judíos de Susa les sea permitido actuar también mañana conforme al decreto válido para hoy, y que los hijos de Amán sean colgados del patíbulo". (Ester 9, 13)

  • El rey ordenó que así se hiciera: en Susa se promulgó un decreto y los diez hijos de Amán fueron colgados. (Ester 9, 14)

  • Así, los judíos de Susa se reunieron una vez más el día catorce del mes de Adar y mataron allí a trescientos hombres, pero no recogieron ningún botín. (Ester 9, 15)

  • Pero los judíos de Susa, que se habían concentrado el trece y el catorce, descansaron el día quince y lo festejaron con banquetes y alegría. (Ester 9, 18)

  • Mardoqueo era un judío residente en la ciudad de Susa, un personaje importante, que desempeñaba un cargo en la corte real. (Ester 11, 3)

  • ya que su autor ha sido colgado ante las puertas de Susa con toda su familia: Dios, el soberano de todas las cosas, le ha infligido así el rápido castigo que merecía. (Ester 16, 18)

  • En esa visión, yo estaba mirando; y mientras miraba, estaba en Susa, la ciudadela que está en la provincia de Elám. En esa visión, yo estaba mirando, y me encontraba junto al río Ulai. (Daniel 8, 2)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina