Encontrados 802 resultados para: Respondió

  • Pero él me respondió: ‘El Señor, en cuya presencia he caminado siempre, enviará su Ángel delante de ti, y hará que logres tu cometido, trayendo para mi hijo una esposa de mi propia familia, de mi casa paterna. (Génesis 24, 40)

  • Ella se apresuró a bajar el cántaro de su hombro y respondió: ‘Bebe, y también daré de beber a tus camellos’. Yo bebí, y ella dio agua a los camellos. (Génesis 24, 46)

  • Después le pregunté: ‘¿De quién eres hija?’. ‘Soy hija de Betuel, el hijo que Milcá dio a Najor’, respondió ella. Yo le puse el anillo en la nariz y las pulseras en los brazos, (Génesis 24, 47)

  • Entonces llamaron a Rebeca y le preguntaron: "¿Quieres irte con este hombre?". "Sí", respondió ella. (Génesis 24, 58)

  • y preguntó al servidor: "¿Quién es ese hombre que viene hacia nosotros por el campo?". "Es mi señor", respondió el servidor. Entonces ella tomó su velo y se cubrió. (Génesis 24, 65)

  • y él le respondió: "En tu seno hay dos naciones, dos pueblos se separan desde tus entrañas: uno será mas fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor". (Génesis 25, 23)

  • Pero Jacob le respondió: "Dame antes tu derecho de hijo primogénito". (Génesis 25, 31)

  • Abimélec lo mandó llamar y le dijo: "No cabe ninguna duda: ella es tu esposa. ¿Cómo dijiste entonces que era tu hermana?". Isaac le respondió: "Porqué pensé que podían matarme a causa de ella". (Génesis 26, 9)

  • Cuando Isaac envejeció, sus ojos se debilitaron tanto que ya no veía nada. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: "¡Hijo mío!". "Aquí estoy", respondió él. (Génesis 27, 1)

  • Pero Jacob respondió a su madre Rebeca: "Mira que mi hermano Esaú es velludo y yo soy lampiño. (Génesis 27, 11)

  • "Que esa maldición caiga sobre mí, hijo mío", le respondió su madre. "Tú obedéceme, y tráeme los cabritos". (Génesis 27, 13)

  • Jacob se presentó ante su padre y le dijo: "¡Padre!". Este respondió: "Sí, ¿quién eres, hijo mío?". (Génesis 27, 18)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina