Encontrados 760 resultados para: Palabra salvadora

  • Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá". (Deuteronomio 18, 20)

  • Tal vez te preguntes: "¿Cómo sabremos que tal palabra no la ha pronunciado el Señor?". (Deuteronomio 18, 21)

  • Si lo que el profeta dice en nombre del Señor no se cumple y queda sin efecto, quiere decir que el Señor no ha dicho esa palabra. El profeta ha hablado temerariamente: no le temas. (Deuteronomio 18, 22)

  • Sé un hombre de palabra, y cumple el voto que hagas espontáneamente al Señor, tu Dios, expresándolo con tus propios labios. (Deuteronomio 23, 24)

  • Los levitas tomarán la palabra y dirán en alta voz a todos los hombres de Israel: (Deuteronomio 27, 14)

  • No, la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la practiques. (Deuteronomio 30, 14)

  • Que mi enseñanza descienda como lluvia y mi palabra caiga como rocío, como aguacero sobre la hierba, como chaparrones sobre el pasto. (Deuteronomio 32, 2)

  • Así engordó Iesurún y dio patadas -¡sí, engordaste, te pusiste obeso y corpulento!- . Él rechazó al Dios que lo creó, despreció a su Roca salvadora. (Deuteronomio 32, 15)

  • Porque esta no es una palabra vana, sino que es la vida de ustedes, y por ella vivirán muchos años en la tierra que van a poseer después que crucen el Jordán". (Deuteronomio 32, 47)

  • el que dijo de su padre y de su madre: ‘No los he visto’; el que no reconoció a sus hermanos e ignoró hasta a sus propios hijos. Porque ellos observaron tu palabra y mantuvieron tu alianza. (Deuteronomio 33, 9)

  • Pero Josué dio esta orden al pueblo: "No lancen ningún grito de guerra ni dejen oír sus voces; que no salga de la boca de ustedes ninguna palabra, hasta que yo les diga: ‘¡Griten!’. Sólo entonces gritarán". (Josué 6, 10)

  • Y apenas la tomen, la incendiarán. Ustedes actuarán conforme a la palabra del Señor, y tengan en cuenta que les he dado una orden". (Josué 8, 8)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina