Encontrados 493 resultados para: Muerte de Agag

  • Abraham salió de Caldea para establecerse en Jarán. Después de la muerte de su padre, Dios le ordenó que se trasladara a este país, donde ustedes ahora están viviendo. (Hechos 7, 4)

  • Saulo aprobó la muerte de Esteban. Ese mismo día, se desencadenó una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los Apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría. (Hechos 8, 1)

  • Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote (Hechos 9, 1)

  • Hablaba también con los judíos de lengua griega y discutía con ellos, pero estos tramaban su muerte. (Hechos 9, 29)

  • Aunque no encontraron nada en él que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo condenara. (Hechos 13, 28)

  • Perseguí a muerte a los que seguían este Camino, llevando encadenados a la prisión a hombres y mujeres; (Hechos 22, 4)

  • Y saben que cuando derramaban la sangre de Esteban, tu testigo, yo también estaba presente, aprobando su muerte y cuidando la ropa de los verdugos". (Hechos 22, 20)

  • pero comprobé que se lo acusaba por cuestiones relativas a la Ley de los judíos, y que no había ningún cargo por el que mereciera la muerte o la prisión. (Hechos 23, 29)

  • Si soy culpable y he cometido algún delito que merezca la muerte, no me niego a morir, pero si las acusaciones que hacen los judíos contra mí carecen de fundamento, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Apelo al Emperador». (Hechos 25, 11)

  • Yo no he encontrado en él nada que merezca la muerte; pero ya que él mismo ha apelado al Emperador, he decidido enviárselo. (Hechos 25, 25)

  • Así lo hice en Jerusalén: yo mismo encarcelé a un gran número de santos con la autorización de los sumos sacerdotes, y cuando se los condenaba a muerte, mi voto era favorable. (Hechos 26, 10)

  • Al retirarse, comentaban entre sí: «Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la prisión». (Hechos 26, 31)


“Nunca se canse de rezar e de ensinar a rezar.” São Padre Pio de Pietrelcina