Encontrados 93 resultados para: Liberación de esclavos
Ellos llegaron a la carpa de Holofernes y dijeron a su mayordomo: "Despierta a nuestro señor, porque esos esclavos han tenido la audacia de bajar a combatir contra nosotros, para ser totalmente exterminados". (Judit 14, 13)
"¡Esos esclavos nos han traicionado! ¡Una mujer hebrea ha cubierto de vergüenza la casa de Nabucodonosor! ¡Miren cómo yace Holofernes, tendido en el suelo y sin cabeza!". (Judit 14, 18)
Hijos de jóvenes mujeres los traspasaron, los acribillaron como a esclavos fugitivos: ¡todos perecieron en el combate de mi Señor! (Judit 16, 12)
No, si te quedas callada en este preciso momento, el alivio y la liberación les vendrán a los judíos de otra parte, mientras que tú y la casa de tu padre desaparecerán. ¡Quién sabe si no has llegado a ser reina precisamente para una ocasión como esta!". (Ester 4, 14)
Porque yo y mi pueblo hemos sido entregados al exterminio, a la muerte y a la destrucción. Si hubiéramos sido vendidos como esclavos y esclavas, me habría callado, ya que esa desgracia no habría perjudicado al rey". (Ester 7, 4)
No, nadie puede rescatarse a sí mismo ni pagar a Dios el precio de su liberación, (Salmos 49, 8)
Al enterarse de su llegada, los mercaderes de la región se presentaron en el campamento con mucha plata y oro, y provistos también de cadenas para llevar como esclavos a los israelitas. A ellos se sumó un contingente de Siria y del país de los filisteos. (I Macabeos 3, 41)
Simón llamó entonces a sus dos hijos mayores, Judas y Juan, y les dijo: “Yo, mis hermanos y la familia de mi padre hemos combatido a los enemigos de Israel desde nuestra juventud hasta el día de hoy, y gracias a nosotros se logró más de una vez la liberación de Israel. (I Macabeos 16, 2)
En sólo tres días hubo ochenta mil víctimas: cuarenta mil fueron muertos y otros tantos vendidos como esclavos. (II Macabeos 5, 14)
Por eso envió en seguida un aviso a las ciudades de la costa, invitando a comprar esclavos judíos y prometiendo entregar noventa esclavos por talento, sin imaginarse el castigo que pronto le infligiría el Todopoderoso. (II Macabeos 8, 11)
compré esclavos y esclavas, y algunos me nacieron en casa; poseí también ganado en abundancia, más que todos mis predecesores en Jerusalén. (Eclesiastés 2, 7)
Yo vi esclavos montados a caballo y príncipes de a pie, como los esclavos. (Eclesiastés 10, 7)