Encontrados 413 resultados para: Jur

  • Jesús lo fue con un juramento, el de aquel que le dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre. (Hebreos 7, 21)

  • La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento -que es posterior a la Ley- establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre. (Hebreos 7, 28)

  • unas veces expuestos públicamente a injurias y atropellos, y otras, solidarizándose con los que eran tratados de esa manera. (Hebreos 10, 33)

  • Otros sufrieron injurias y golpes, cadenas y cárceles. (Hebreos 11, 36)

  • Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros. (Hebreos 13, 4)

  • Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan «sí», sea sí; y cuando digan «no», sea no, para no ser condenados. (Santiago 5, 12)

  • No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria: al contrario, retribuyan con bendiciones, porque ustedes mismos están llamados a heredar una bendición. (I Pedro 3, 9)

  • Ahora los paganos se extrañan de que ustedes no se precipiten con ellos hacia ese desborde de libertinaje, y se deshacen en injurias contra ustedes. (I Pedro 4, 4)

  • mientras que los ángeles superiores en fuerza y en poder no pronuncian ningún juicio injurioso contra ellos en la presencia del Señor. (II Pedro 2, 11)

  • Pero ellos, como animales irracionales, destinados por naturaleza a ser capturados y destruidos, hablan injuriosamente de lo que ignoran, y perecerán como esos mismos animales, (II Pedro 2, 12)

  • Lo mismo pasa con estos impíos: en su delirio profanan la carne, desprecian la Soberanía e injurian a los ángeles gloriosos. (Judas 1, 8)

  • Ahora bien, el mismo arcángel Miguel, cuando se enfrentaba con el demonio y discutía con él, respecto del cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir contra él ningún juicio injurioso, sino que dijo solamente: «Que el Señor te reprima». (Judas 1, 9)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina