Encontrados 49 resultados para: Hadad-ezer

  • Ben Hadad le hizo caso y envió a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel. Atacó a Iyón, Dan, Abel Bet Maacá, toda la región de Quinéret y todo el territorio de Neftalí. (I Reyes 15, 20)

  • Ben Hadad, rey de Arám, reunió todo su ejército, y acompañado de treinta y dos reyes, con caballería y carros de guerra, subió a combatir contra Samaría y la sitió. (I Reyes 20, 1)

  • para decirle: "Así habla Ben Hadad: Tu plata y tu oro me pertenecen, y también me pertenecen tus mujeres y tus hermosos hijos". (I Reyes 20, 3)

  • Pero los mensajeros regresaron y dijeron: "Así habla Ben Hadad: Mando a decirte que me entregues tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos. (I Reyes 20, 5)

  • Entonces él replicó a los mensajeros de Ben Hadad: "Díganle al rey, mi señor: Haré todo lo que me mandaste la primera vez; pero esto otro no lo puedo hacer". Los mensajeros se fueron y llevaron la respuesta. (I Reyes 20, 9)

  • Ben Hadad le mandó a decir: "Que los dioses me castiguen, si queda bastante polvo en Samaría para que cada uno de mis hombres recoja un puñado". (I Reyes 20, 10)

  • Apenas oyó esta palabra, Ben Hadad, que estaba bebiendo con los reyes en las tiendas de campaña, ordenó a sus servidores: "¡A sus puestos!". Y ellos tomaron posiciones frente a la ciudad. (I Reyes 20, 12)

  • Al mediodía comenzaron a salir, mientras Ben Hadad se embriagaba en las tiendas de campaña, junto con los treinta y dos reyes aliados. (I Reyes 20, 16)

  • Los cadetes de los jefes de distritos salieron en primer lugar. Entonces le avisaron a Ben Hadad: "Unos hombres han salido de Samaría". (I Reyes 20, 17)

  • cada uno mató al que se le puso delante. Los arameos huyeron, perseguidos por los israelitas. Ben Hadad, rey de Arám, se salvó a caballo con algunos jinetes. (I Reyes 20, 20)

  • Al año siguiente, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afec para librar batalla contra Israel. (I Reyes 20, 26)

  • Los demás huyeron a la ciudad de Afec, pero la muralla se desplomó sobre los veinte mil hombres que aún quedaban. Ben Hadad se refugió en la ciudad, huyendo de un lugar a otro. (I Reyes 20, 30)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina