Encontrados 63 resultados para: Gobernador

  • Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó: «¿Tú eres el rey de los judíos?». Él respondió: «Tú lo dices». (Mateo 27, 11)

  • Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador. (Mateo 27, 14)

  • En cada Fiesta, el gobernador acostumbraba a poner en libertad a un preso, a elección del pueblo. (Mateo 27, 15)

  • Tomando de nuevo la palabra, el gobernador les preguntó: «¿A cuál de los dos quieren que ponga en libertad?». Ellos respondieron: «A Barrabás». (Mateo 27, 21)

  • Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron a toda la guardia alrededor de él. (Mateo 27, 27)

  • Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a ustedes cualquier contratiempo». (Mateo 28, 14)

  • Ellos comenzaron a acecharlo y le enviaron espías, que fingían ser hombres de bien, para lograr sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones, y entregarlo al poder y a la autoridad del gobernador. (Lucas 20, 20)

  • y lo salvó de todas sus tribulaciones, le dio sabiduría, y lo hizo grato al Faraón, rey de Egipto, el cual lo nombró gobernador de su país y lo puso al frente de su casa real. (Hechos 7, 10)

  • Preparen también caballos para Pablo, y llévenlo sano y salvo hasta el gobernador Félix». (Hechos 23, 24)

  • «Claudio Lisias saluda al excelentísimo gobernador Félix. (Hechos 23, 26)

  • Llegados a Cesarea, los jinetes entregaron la carta al gobernador y le presentaron a Pablo. (Hechos 23, 33)

  • El gobernador leyó la carta y preguntó de qué provincia era. Al saber que era de Cilicia, (Hechos 23, 34)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina