Encontrados 49 resultados para: Ester

  • El rey Asuero dijo entonces a la reina Ester y a Mardoqueo, el judío: "Ya ven que he dado a Ester todas las posesiones de Amán y que a él lo han colgado del patíbulo, por haber atentado contra los judíos. (Ester 8, 7)

  • El rey dijo entonces a la reina Ester: "En la ciudadela de Susa, los judíos mataron y exterminaron a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán. ¡Qué no habrán hecho en el resto de las provincias reales! Pero ¿qué es lo que pides? Lo que sea, te será concedido. ¿Qué otra cosa deseas? Se hará lo que tú digas". (Ester 9, 12)

  • Ester respondió: "Si al rey le parece bien, que a los judíos de Susa les sea permitido actuar también mañana conforme al decreto válido para hoy, y que los hijos de Amán sean colgados del patíbulo". (Ester 9, 13)

  • La reina Ester, hija de Abijáil, y Mardoqueo, el judío, escribieron urgiendo el cumplimiento de esta segunda carta relativa a los "Purím". (Ester 9, 29)

  • para instituir estos días de los "Purím", en las fechas fijadas, como lo habían ordenado Mardoqueo, el judío, y la reina Ester, y como lo habían establecido para sí mismos y para sus descendientes, con algunas cláusulas sobre ayunos y lamentaciones. (Ester 9, 31)

  • Así, la orden de Ester confirmó la institución de los "Purím", y esto quedó consignado por escrito. (Ester 9, 32)

  • había una pequeña fuente convertida en río, luego una luz además del sol y agua abundante. El río es Ester, a la que el rey tomó por esposa y convirtió en reina; (Ester 10, 6)

  • La reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el Señor. (Ester 14, 1)

  • Mardoqueo mandó decir a Ester: (Ester 15, 1)

  • Al tercer día, una vez que terminó de orar, Ester se quitó su ropa de penitente y se atavió con todo lujo. (Ester 15, 4)

  • "¿Qué pasa, Ester? Yo soy tu hermano, ten confianza. (Ester 15, 12)

  • Luego alzó el cetro de oro y lo puso sobre el cuello de Ester, la besó y le dijo: "Háblame". (Ester 15, 15)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina