Encontrados 848 resultados para: Delante

  • y dispuso convenientemente sobre ella los panes de la ofrenda, delante del Señor, como el mismo Señor se lo había mandado. (Exodo 40, 23)

  • y le colocó las lámparas delante del Señor, como el Señor se lo había ordenado. (Exodo 40, 25)

  • Puso asimismo el altar de oro delante del cortinado, (Exodo 40, 26)

  • y delante de la entrada de la Carpa del Encuentro puso el altar de los holocaustos, sobre el cual ofreció el holocausto y la oblación, conforme a la orden del Señor. (Exodo 40, 29)

  • Si una persona ofrece un sacrificio de comunión y su ofrenda pertenece al ganado mayor -sea macho o hembra- deberá presentar delante del Señor un animal sin defecto. (Levítico 3, 1)

  • impondrá su mano sobre la cabeza del animal ofrecido, y lo inmolará delante de la Carpa del Encuentro. Luego los hijos de Aarón rociarán con su sangre todos los costados del altar. (Levítico 3, 8)

  • impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la inmolará delante de la Carpa del Encuentro. Los hijos de Aarón rociarán con su sangre todos los costados del altar. (Levítico 3, 13)

  • Llevará el novillo a la entrada de la Carpa del Encuentro, impondrá su mano sobre la cabeza del mismo, y lo inmolará delante del Señor. (Levítico 4, 4)

  • Luego mojará su dedo en la sangre y con ella hará siete aspersiones delante del Señor, frente al velo del Santuario. (Levítico 4, 6)

  • Después pondrá un poco de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso, que está delante del Señor, en la Carpa del Encuentro, y derramará toda la sangre sobre la base del altar de los holocaustos, que se encuentra a la entrada de la Carpa. (Levítico 4, 7)

  • y los ancianos de la comunidad impondrán sus manos sobre la cabeza del novillo, delante del Señor. El novillo será inmolado en la presencia del Señor, (Levítico 4, 15)

  • Luego mojará su dedo en la sangre y con ella hará siete aspersiones delante del Señor, frente al velo del Santuario. (Levítico 4, 17)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina