Encontrados 86 resultados para: Declaración de libertad

  • Por eso van a ser sometidos a una prueba: juro por el Faraón que ustedes no quedarán en libertad, mientras no venga aquí su hermano menor. (Génesis 42, 15)

  • Si compras un esclavo hebreo, él prestará servicios durante seis años, y al séptimo año, quedará en libertad sin pagar nada. (Exodo 21, 2)

  • Pero si el esclavo declara expresamente: "Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, y por eso no quiero quedar en libertad", (Exodo 21, 5)

  • Si un hombre vende a su hija como esclava, ella no saldrá en libertad como salen los esclavos. (Exodo 21, 7)

  • Si un hombre golpea en un ojo a su esclavo o a su esclava, y lo deja tuerto, lo pondrá en libertad como compensación por el ojo. (Exodo 21, 26)

  • Y si le hace caer un diente, lo pondrá en libertad como compensación por el diente. (Exodo 21, 27)

  • Si una persona peca por cualquiera de estos motivos: Cuando oye la fórmula imprecatoria del juez, se niega a prestar declaración -pudiendo atestiguar, porque ha presenciado el hecho o tiene algún conocimiento de él- y por eso carga sobre sí una culpa; (Levítico 5, 1)

  • Hará siete aspersiones sobre el que debe ser purificado de la lepra, y después de declararlo puro, dejará en libertad al pájaro vivo. (Levítico 14, 7)

  • dejará en libertad al pájaro vivo, fuera de la ciudad, en pleno campo. Así realizará el rito de expiación por la casa, y esta quedará purificada. (Levítico 14, 53)

  • Si un hombre tiene relaciones sexuales con una esclava reservada a otro hombre, pero que no ha sido rescatada ni puesta en libertad, se pagará una indemnización; ellos no serán castigados con la pena de muerte, porque la mujer no es libre. (Levítico 19, 20)

  • Entonces quedará en libertad junto con sus hijos, volverá a su familia y regresará a la propiedad de sus padres. (Levítico 25, 41)

  • Si alguien mata a una persona, el homicida será condenado a muerte por la declaración de testigos, pero el testimonio de uno solo no basta para condenar a muerte a alguien. (Números 35, 30)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina