Encontrados 309 resultados para: Arca en el Monte Moriah

  • desde Aroer, en la orilla del torrente Arnón, hasta el Monte Sirión -o sea, el Hermón- (Deuteronomio 4, 48)

  • En aquel tiempo, el Señor me dijo: "Talla dos tablas de piedra iguales a las primeras y sube a la montaña para encontrarte conmigo. Construye también un arca de madera. (Deuteronomio 10, 1)

  • Yo escribiré en esas tablas las mismas palabras que estaban escritas en las que tú rompiste. Después las depositarás en el arca". (Deuteronomio 10, 2)

  • Hice un arca de madera de acacia, tallé dos tablas de piedra iguales a las primeras y subí a la montaña con las dos tablas en la mano. (Deuteronomio 10, 3)

  • yo me di vuelta, bajé de la montaña y deposité las tablas en el arca que había construido. Allí están todavía, como el Señor me lo ordenó. (Deuteronomio 10, 5)

  • Entonces el Señor puso aparte a la tribu de Leví para que transportara el Arca de la Alianza del Señor, para que estuviera en su presencia y lo sirviera, y para que bendijera en su Nombre, como lo ha venido haciendo hasta ahora. (Deuteronomio 10, 8)

  • Y cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra de la que vas a tomar posesión, pondrás la bendición sobre el monte Garizín y la maldición sobre el monte Ebal. (Deuteronomio 11, 29)

  • Después de cruzar el Jordán, pondrán esas piedras en el monte Ebal, según instrucciones que hoy les doy, y las blanquearán con cal. (Deuteronomio 27, 4)

  • Después de cruzar el Jordán, las tribus de Simeón, Leví y Judá, Isacar, José y Benjamín, estarán en el monte Garizím, para proclamar la bendición al pueblo; (Deuteronomio 27, 12)

  • y las tribus de Rubén, Gad y Aser, Zabulón, Dan y Neftalí estarán en el monte Ebal, para proclamar la maldición. (Deuteronomio 27, 13)

  • Moisés escribió esta Ley y la entregó a los sacerdotes levitas -los encargados de transportar el Arca de la Alianza del Señor- y a todos los ancianos de Israel. (Deuteronomio 31, 9)

  • ordenó a los levitas encargados de transportar el Arca de la Alianza del Señor: (Deuteronomio 31, 25)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina