Encontrados 39 resultados para: Anciano

  • En el momento anunciado por Dios, Sara concibió y dio un hijo a Abraham, que ya era anciano. (Génesis 21, 2)

  • Abraham ya era un anciano de edad avanzada, y el Señor lo había bendecido en todo. (Génesis 24, 1)

  • Al término de ellos murió, anciano y cargado de años, y fue a reunirse con los suyos. Sus hijos Esaú y Jacob le dieron sepultura. (Génesis 35, 29)

  • José los saludó y les dijo: "El anciano padre de que me hablaron, ¿vive todavía? ¿Cómo está?". (Génesis 43, 27)

  • Nosotros te respondimos: Tenemos un padre que ya es anciano, y un hermano menor, hijo de su vejez. El hermano de este último murió, y él es el único hijo de la madre de estos dos que ha quedado vivo; por eso nuestro padre siente por él un afecto muy especial. (Génesis 44, 20)

  • Te levantarás delante del anciano, y serás respetuoso con las personas de edad. Así temerás a tu Dios. Yo soy el Señor. (Levítico 19, 32)

  • un pueblo de aspecto feroz, que no sentirá compasión del anciano ni se apiadará del niño. (Deuteronomio 28, 50)

  • Afuera los diezmará la espada, y adentro, el terror, tanto al joven como a la muchacha, al niño de pecho como al anciano. (Deuteronomio 32, 25)

  • Cuando Josué ya era de edad muy avanzada, el Señor le dijo: "Tú eres un anciano muy entrado en años, y todavía queda por conquistar una gran parte del país. (Josué 13, 1)

  • Cuando ya hacía mucho tiempo que el Señor había concedido la paz a Israel, librándolo de todos los enemigos que tenía a su alrededor, Josué -que era un anciano de edad muy avanzada- (Josué 23, 1)

  • Entonces llegó un anciano, que al atardecer volvía de trabajar en el campo. Era un hombre de la montaña de Efraím y residía en Guibeá como forastero, porque la gente del lugar era benjaminita. (Jueces 19, 16)

  • El anciano alzó los ojos y vio al viajero que estaba en la plaza de la ciudad. "¿De dónde vienes y adónde vas?" le preguntó. (Jueces 19, 17)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina