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Él pensaba así: "Ellos son ahora más numerosos que los nativos del país, ¿y todavía debo tolerarles que interrumpan sus trabajos?". (Exodo 5, 5)
"No sigan entregando a esa gente la paja para hacer los ladrillos, como lo hicieron hasta ahora. Que vayan a juntarla ellos mismos. (Exodo 5, 7)
En seguida salieron los capataces del pueblo, junto con los inspectores, y dijeron a la multitud: "Así habla el Faraón: ‘De ahora en adelante no les daré más paja. (Exodo 5, 10)
Y los capataces del Faraón golpearon a los inspectores israelitas que ellos habían designado, diciendo: "¿Por qué ayer y hoy no completaron la cantidad establecida de ladrillos, como lo venían haciendo hasta ahora?". (Exodo 5, 14)
Ahora vayan a trabajar. Y no sólo no les darán más paja, sino que deberán entregar la misma cantidad de ladrillos". (Exodo 5, 18)
El Señor le respondió: "¡Ahora verás lo que haré al Faraón! Tendrá que dejarlos partir por la fuerza, e incluso, se verá obligado a expulsarlos de su país". (Exodo 6, 1)
Por eso dice el Señor: Ahora te demostraré que soy el Señor. Yo golpearé las aguas del Nilo con el bastón que tengo en la mano, y las aguas se convertirán en sangre. (Exodo 7, 17)
Y el pueblo se puso a protestar contra Moisés, diciendo: "¿Qué vamos a beber ahora?". (Exodo 15, 24)
Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses, porque él salvó a su pueblo del poder de los egipcios, a causa de la arrogancia con que estos lo trataron". (Exodo 18, 11)
Ahora escúchame. Yo te daré un consejo, y que Dios esté contigo. Tú debes representar al pueblo delante de Dios y exponerle los asuntos de la gente. (Exodo 18, 19)
Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, serán mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. (Exodo 19, 5)
Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas". (Exodo 24, 8)
