Encontrados 61 resultados para: Aflicción
Y el Ángel del Señor le siguió diciendo: "Tú has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. (Génesis 16, 11)
Lía concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, porque dijo: "El Señor ha visto mi aflicción; ahora sí que mi esposo me amará". (Génesis 29, 32)
Y al segundo le puso el nombre de Efraím, diciendo: "Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción". (Génesis 41, 52)
Jacob insistió: "Mi hijo no irá con ustedes, porque su hermano ya murió y ahora queda él solo. Si le sucede una desgracia durante el viaje que van a realizar, ustedes me harán bajar a la tumba lleno de aflicción". (Génesis 42, 38)
Si ahora ustedes me quitan también a este, y le sucede una desgracia, me harán bajar a la tumba lleno de aflicción’. (Génesis 44, 29)
apenas vea que falta su hijo, morirá; y nosotros lo habremos hecho bajar a la tumba lleno de aflicción. (Génesis 44, 31)
No comas la víctima con pan fermentado. Durante siete días comerás pan sin levadura, que es un pan de aflicción, porque tú saliste precipitadamente de Egipto: así te acordarás siempre del día en que saliste de Egipto. (Deuteronomio 16, 3)
"Mañana, a la misma hora, te enviaré a un hombre del país de Benjamín; tú lo ungirás como jefe de mi pueblo Israel, y él salvará a mi pueblo del poder de los filisteos. Porque yo he visto la aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí". (I Samuel 9, 16)
Iabés invocó al Dios de Israel, exclamando: "Si me bendices verdaderamente, ensancharás mis fronteras, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que desaparezca mi aflicción". Y Dios le concedió lo que él había pedido. (I Crónicas 4, 10)
Con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y a lamentarme, diciendo: (Tobías 3, 1)
El Señor escuchó sus plegarias y miró su aflicción. Entretanto, el pueblo, en toda la Judea y en Jerusalén, siguió ayunando durante largo tiempo, ante el Santuario del Señor todopoderoso. (Judit 4, 13)
por ser esos los días en que los judíos habían quedando libres de sus enemigos, y por ser ese el mes en que la aflicción se les había cambiado en alegría y el duelo en un día de fiesta. Por eso debían festejarlos como días de banquetes y alegría, enviarse regalos unos a otros y ofrecer donativos a los pobres. (Ester 9, 22)