Encontrados 903 resultados para: Adoración en Jerusalén
Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén (Lucas 9, 51)
Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. (Lucas 9, 53)
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. (Lucas 10, 30)
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? (Lucas 13, 4)
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. (Lucas 13, 22)
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén. (Lucas 13, 33)
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! (Lucas 13, 34)
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. (Lucas 17, 11)
Después, Jesús llevó aparte a los Doce y les dijo: «Ahora subimos a Jerusalén, donde se cumplirá todo lo que anunciaron los profetas sobre el Hijo del hombre. (Lucas 18, 31)
Como la gente seguía escuchando, añadió una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro. (Lucas 19, 11)
Después de haber dicho esto, Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. (Lucas 19, 28)
Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. (Lucas 21, 20)