Encontrados 903 resultados para: Adoración en Jerusalén

  • El pueblo creyó; y cuando oyeron que el Señor había visitado a los israelitas y había visto su opresión, se postraron en señal de adoración (Exodo 4, 31)

  • les responderán: ‘Este es el sacrificio de la Pascua del Señor, que pasó de largo en Egipto por las casas de los israelitas, cuando castigó a los egipcios y salvó a nuestras familias’". El pueblo se postró en señal de adoración. (Exodo 12, 27)

  • Adonisedec, rey de Jerusalén, se enteró de que Josué se había apoderado de Ai y la había consagrado al exterminio, tratando a Ai y a su rey como antes había tratado a Jericó y a su rey. También se enteró de que los gabaonitas habían hecho las paces con Israel y se le habían sometido. (Josué 10, 1)

  • Entonces Adonisedec, rey de Jerusalén, hizo llegar a Hohán, rey de Hebrón, a Pirán, rey de Iarmut, a Iafia, rey de Laquís, y a Debir, rey de Eglón, el siguiente mensaje: (Josué 10, 3)

  • Una vez reunidos, los cinco reyes amorreos -los reyes de Jerusalén, de Hebrón, de Iarmut, de Laquís y de Eglón- marcharon con sus tropas, acamparon frente a Gabaón, y se dispusieron a atacarla. (Josué 10, 5)

  • Así lo hicieron: sacaron de la caverna a los cinco reyes -los reyes de Jerusalén, de Hebrón, de Iarmut, de Laquís y de Eglón- (Josué 10, 23)

  • el rey de Jerusalén y el de Hebrón; (Josué 12, 10)

  • y volvía a subir, viniendo desde el sur, por el valle de Ben Hinnóm hasta el flanco sur del Jebuseo, es decir, hasta Jerusalén. Desde allí, ascendía a la cima del monte que está frente al valle de Hinnóm, por el oeste, y al extremo septentrional del valle de los Refaím. (Josué 15, 8)

  • Pero los hijos de Judá no pudieron desposeer a los jebuseos, que ocupaban Jerusalén. Por eso los jebuseos viven todavía hoy en Jerusalén, junto a los hijos de Judá. (Josué 15, 63)

  • Selá, Elef, Jerusalén -la ciudad jebusea- Guibeá y Quiriat: en total, catorce ciudades con sus poblados. Esta fue la herencia que recibieron los clanes de la tribu de Benjamín. (Josué 18, 28)

  • Entonces Adoní Bézec exclamó: "Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían migajas debajo de mi mesa. Y ahora Dios me retribuye de acuerdo con lo que hice". Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió. (Jueces 1, 7)

  • La tribu de Judá atacó a Jerusalén; la tomaron, pasaron a sus habitantes al filo de la espada e incendiaron la ciudad. (Jueces 1, 8)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina